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Estaciones de servicio se declaran en “estado de alerta”

El vicepresidente de la Federación Argentina de Expendedores de Nafta del Interior del país, Daniel Giribone, alertó que el panorama es grave y que en el último semestre cerraron entre 40 y 45 estaciones de servicio

El vicepresidente de la Federación Argentina de Expendedores de Nafta del Interior (Faeni), Daniel Giribone, aseguró que la falta de rentabilidad en la venta de combustibles provocó el cierre de entre cuarenta y cuarenta y cinco estaciones de servicio en el último semestre y advirtió que si el Gobierno no interviene la situación se agravará.

“¿Cuánto tiempo puede subsistir alguien que está haciendo malabares para poder trabajar? En los últimos seis, siete meses, cuarenta y cuarenta y cinco estaciones han cerrado. Son blancas, sin bandera. Después se va a trasladar a las que tienen bandera”, alertó en diálogo con Apuntes y Resumen.

La situación provocó que la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines (CECHA) lanzara un comunicado en el que advierte que el sector está en estado de emergencia.

El dirigente trazó un complejo panorama que la situación económica actual tiende a agravar. “Los costos subieron más que la inflación y nuestros ingresos no subieron en la misma proporción. No estamos pidiendo un aumento importante en el precio del combustible –aclaró el referente de Faeni–, pero sí que nos sienten en la mesa cuando se ponen a discutir el aumento que se va a dar para recomponer nuestro porcentaje de renta”.

Giribone se quejó porque no son escuchados, aun cuando mantuvieron reuniones con Matías Tombolini, secretario de Comercio. “Promesas sí. Pedimos Repro, pedimos ajuste en las contribuciones patronales, pero hasta ahora no tuvimos respuesta. La situación se está transformando en estructural, porque de esto largamente pasó más de un año y medio”, puntualizó.

El estacionero explicó que el “punto de equilibrio” para que una estación no tenga pérdidas, pero tampoco ganancias, obliga a vender entre 300 y 330 mil litros por mes. Según estimó, entre el 40 y el 45 por ciento del total de 5.500 estaciones que integran el parque en todo el país no alcanza ese volumen de expendio.

Para encontrar una solución sugirió participar en la mesa donde se negocian los aumentos y ser escuchados por el Gobierno. “Ahora firmamos compromisos pensando que los aumentos iban a acompañar a la inflación y los aumentos no están acompañando a la inflación. Tenemos aumentos pactados de acá a agosto que suman un treinta por ciento y los aumentos que vamos a tener, con suerte (en el combustible), pueden llegar al 18 por ciento. Con lo cual tenemos un atraso de un 12 por ciento. Y ya veníamos teniendo atrasados de un 11, 12 por ciento”, puntualizó.

“Los números son fríos y marcan la realidad. Nosotros hemos tenido aumentos en un año del 84 por ciento cuando la inflación fue del 108, 106 por ciento. Hay un atraso en el precio de los combustibles. Pero no estamos pidiendo que eso se ajuste. Necesitamos entre cuatro y cinco puntos más de renta para decir que estamos en el punto de equilibrio. Eso se puede lograr sin tocar el bolsillo del consumidor. El Estado tiene las herramientas para pedirle a las petroleras que importen. Le dio la posibilidad de importar con un dólar más barato. ¿Por qué no podemos hacer un ajuste para nosotros?”, cuestionó.

El referente de la cámara de expendedores se refirió además a la situación de inseguridad que vive el rubro en Rosario, luego de los repetidos ataques que sufrieron las estaciones en 2021. “Entendemos que no podemos tener un patrullero parado en cada estación. Por el momento estamos en una calma preocupante. Han ocurrido situaciones que no quiero hacerlas trascender por cuestiones de seguridad y que se han resuelto bastante bien. Digamos que esto fue consensuado con las autoridades. Se está trabajando con el ministerio. Es más, el ministro estaba con nosotros”, aceptó.

Sin embargo, dijo que “en Rosario nadie vive tranquilo” y que “falta una decisión política importante” para resolver la problemática provocada por la violencia urbana. “Entiendo que están las condiciones dadas, hay información de quienes son los que hacen las tropelías –aseguró–. Pero no está la decisión política para terminar con este flagelo que nos está destruyendo como sociedad. Que se la agarren con los chicos, que se la agarren con las escuelas, que se la agarren con los comerciantes ya se escapa al común de lo que puede soportar la gente”.