Ingeniero civil, socialista, ingresó de grande a la política inspirado por Miguel Lifschitz. Es la primera vez que es precandidato, porque su vasta experiencia en la función pública remite a cargos en el Ejecutivo municipal y provincial que no son electivos
Pablo Seghezzo es precandidato a concejal por la lista Adelante dentro del espacio de alianza Unidos para cambiar Santa Fe, y en esa calidad estuvo en el estudio de Radio Universidad para conversar en el programa Apuntes y Resumen.
El ex funcionario municipal y provincial defendió la conformación de una alianza electoral heterogénea como la de Unidos, pese a que mantiene diferencias con algunos sectores como el PRO, en particular sobre el protagonismo del Estado. Hay que priorizar, explicó, las coincidencias por sobre las divergencias.
Precisamente sobre este tema, ensayó una descripción de la actualidad rosarina en esa clave: el retiro del Estado, que en la ciudad reconoce logros importantes que, incluso, dijo, tienen efectos culturales. Como ejemplo, citó el programa Rosario Más Limpia o el impulso a la separación de residuos sólidos, en cuanto a la higiene ambiental. Seghezzo destacó, entre las fortalezas de la ciudad, una sólida institucionalidad. Entre otras cosas, por la existencia de una red social de contención de conflictos y adversidades y está constituída por vecinales, centros de salud o clubes de barrio. Un entramado solidario que calificó como “muy potente” pero preguntó: “hasta cuándo puede aguantar”.
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Es que, completó, Rosario sufre varios problemas. El que requiere atención más urgente y prioritaria es, señaló, la inseguridad. No sólo en referencia a la violencia letal, sino a la convivencia de vecinos en cercanía de puntos de venta de drogas, los robos en la calle y las viviendas, un escenario que les impone encerrarse temprano en las casas, la tensión constante que implica preocuparse cotidianamente por los hijos.
Respecto a su postulación en la interna, admitió que no tiene experiencia de trabajo en el Palacio Vasallo desde dentro, pero sí una interacción profunda con el cuerpo deliberativo durante el ejercicio de lo que hoy son cuatro secretarías del Ejecutivo. En ese sentido, aseguró que tuvo diálogo con numerosos ediles sin importar su color político, sino los problemas planteados y su solución. A esa lógica de actuación política remitió su voluntad de volver al ruedo en la ciudad, ahora desde el Palacio Vasallo. Los cargo como al que aspira, agregó sobre su visión, no pueden ser “puente” para otras aspiraciones, sino que se tienen que transitar con la responsabilidad específica que requieren. Así, continuó, se podrá revalorizar un sistema político que está en crisis interna y de consideración social.
El precandidato recordó que su ingreso al espacio público fue tardío. Alrededor de los 40 años, estimó, cuando tuvo como “jefe” al entonces secretario de Servicios Públicos Miguel Lifschitz, a quien considera el inspirador del pasaje de un perfil técnico al político. Enfatizó que fue un ejemplo no sólo en manejo administrativo sino humano, con valores como la voluntad y el empuje en la función.