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3J: Rosario vuelve a gritar ¡Ni una Menos!

A ocho años de la primera movilización, este sábado 3 de junio mujeres y disidencias se movilizan “para decir que la violencia machista mata y no sólo cuando el corazón deja de latir”. La marcha será desde Oroño y el río hasta la explanada del Parque España. Un intercambio interdisciplinario en la Tertulia de Viernes 

A ocho años de la primera movilización, este sábado 3 de junio las calles de Rosario vuelven a resonar al grito de “Ni Una Menos”. En conmemoración del femicidio de Chiara Páez, el país entero vuelve a plantarse para mantener vigente la urgencia de ninguna muerte más en manos de la violencia machista, pero también para reclamar por igualdad en los salarios, por reconocimiento de las tareas de cuidado y contra el avasallamiento de las libertades y de los cuerpos. “Para decir que la violencia machista mata y no sólo cuando el corazón deja de latir”, expresa el movimiento Ni una Menos en su documento.

En Rosario, las actividades comenzarán en Oroño y el río, donde a las 11 de la mañana habrá un partido de fútbol feminista. A las 13 hs se dará comienzo a la marcha, que bordeará el Paraná hasta llegar a las escalinatas del Parque España, ingresando por el giro de San Martín hasta el Parque. Desde el mediodía habrá feria y stands informativos y por la tarde se dará inicio a las lecturas en el escenario principal, que estarán a cargo de Almudena Munera, Michelle Vargas Lobos y Virginia Giacosa.

La marcha estará encabezada por la barredora del Ni Una Menos, con presencia de referentas de diversas organizaciones presentes, luego la Campaña por el Aborto Rosario, el bloque siguiente está destinado exclusivamente para las organizaciones de mujeres y disidencias sexuales, y luego estarán las organizaciones donde participen varones cis.

El transporte urbano de pasajeros será gratuito de 11 a 22 para quienes asistan a la movilización, de acuerdo con el decreto del Concejo Municipal N° 63.919. En tanto, los cortes e intermitencias del tránsito serán conformes al avance del recorrido.

 

 

El primer grito por Ni una Menos

En mayo de 2015, el crimen de Chiara Páez, una joven de catorce años que estaba embarazada, fue el último de una serie de femicidios que provocaron el estallido de la movilización que hoy se conoce como “Ni una Menos”. Chiara vivía en Rufino (Santa Fe) con su madre, colaboraba con una escuela de equinoterapia para jóvenes con discapacidad y ayudaba en la iglesia. La noche del 9 de mayo salió a cenar con sus amigas y luego se fue con su novio, pero al día siguiente no volvió ni atendió las llamadas. Ante la preocupación de su entorno y de varios avisos a la policía, comenzó la búsqueda en la ciudad.

Conforme a las pericias y los allanamientos, Chiara estaba embarazada de su pareja Manuel Mansilla de 16 años y había sido atacada a golpes por una discusión que encontraba sus raíces en que ella quería elegir el camino de la maternidad. Su cuerpo fue encontrado en un pozo y contenía restos de un medicamento abortivo. Mansilla finalmente confesó el crimen y pese a que la pena estaba prevista en 21 años y 6 meses, en marzo de este año fue rebajada a 15 porque, según el fallo de la Corte Suprema, el joven era menor de edad cuando cometió el delito.

En el año 2014, según el Observatorio de Femicidios en Argentina “Adriana Marisel Zembrano” de la ONG La Casa del Encuentro, se produjeron 277 femicidios. En las calles trascendió la estadística que se repetía con angustia: “En Argentina cada 30 horas matan a una mujer”. Al año siguiente, el enojo y la impotencia fue en aumento, sobre todo en los primeros meses, en los que una seguidilla de casos tuvo repercusión en los noticieros, como el de Melina Romero, revictimizada a través de la cobertura mediática tras haber desaparecido a la salida de un boliche y posteriormente asesinada.

Finalmente, las portadas con el rostro de Chiara Páez tuvieron el resultado atronador: electrizó los cuerpos de miles de mujeres que se convocaron a través de las redes sociales y se movilizaron en más de 80 ciudades bajo un sólo lema, con una potencia en la voz en consonancia con el hartazgo: ¡Ni una menos!

Desde ese primer grito hasta entonces, hubo cerca de 2.500 femicidios en el país

Según el nuevo informe dado a conocer por el Observatorio de La Casa del Encuentro, desde el año 2015 hasta el 2023 se registraron 2.554 femicidios. MuMaLá-Mujeres de la Matria Latinoamericana, otra organización feminista que lleva adelante esas mismas estadísticas, sostuvo que los asesinatos, desde esa fecha, fueron 2.209. La diferencia entre ambas radica en las variables, criterios y consideraciones que tienen a la hora de recolectar la información y de considerar a un “femicidio” como tal.

De acuerdo a La Casa del Encuentro, de esos 2.554 asesinatos, 214 fueron vinculados y 58 se trataron de transfemicidios. Todos ellos ocasionaron que 2.691 hijas e hijos -en su gran mayoría niños y adolescentes- se quedaran sin su figura materna. Por otro lado, el 61 por ciento de las víctimas (1.558 casos) fueron asesinadas por sus parejas o exparejas y principalmente en sus propias casas.

En relación a las provincias, las que marcaron mayores valores absolutos de femicidios fueron Buenos Aires (808 casos), Santa Fe (266), Córdoba (199) y Salta (122). El relevamiento también informa que el 26% de las mujeres asesinadas (664 casos) fueron baleadas y que el 21 por ciento (536) murieron a causa de heridas de arma blanca, mientras que el 11% (281) presentaban indicios de abuso sexual.

 

Varias miradas para el Ni una Menos en la Tertulia de Viernes

En la previa de la nueva movilización, el especial de los viernes de Apuntes y Resumen convocó a militantes feministas de diferentes trayectorias para armar una mirada coral sobre el estado de situación a ocho años de la primera convocatoria de 2015.

De la misma participaron Lilian Alba, licenciada en Comunicación Social, docente y maestranda en Poder y Sociedad desde la problemática del Género, María Langhi, realizadora audiovisual y responsable de Rosaria Producciones, Daiana Araya, presidenta de la Asociación Civil Colectiva de Abogadas Translesbofeministas, Sofía Basso, presidenta de la Comisión de Abordaje Integral de situaciones de violencias por razones de género del Colegio de la Abogacía e integrante de la Colectiva de Abogadss Translesbofeministas, Florencia Blázquez, arquitecta y docente de Historia de la arquitectura en la Facultad de Arquitectura, planeamiento y diseño de la UNR y miembro de la colectiva feminista Arquelarre, Olivia Bayo, arquitecta e integrante de Arquelarre, y Romina Bernardini, especialista en psicologia clínica, instruccional y comunitaria, trabajadora de Desarrollo Social de la provincia en el Área de Niñez.

Las invitadas celebraron la lectura interdisciplinaria, la inclusión de todas las voces, de las distinyas experiencias militantes y profesionales. Olivia Bayo resumió el escenario señalando que este 2023 hay más preguntas por responer que en el inicial 2008 de las marchas. Sofía Basso, como abogada feminista, trazó un panorama “triste” y de soledad por el contraste con un primer impulso para introducir la perspectiva de género en su ámbito. Y lamentó que el concepto haya caído en lo banal.

“Se desinfló la ola iniciada en 2015”, sintetizó pero para enfatizar que se necesita renovar los compromisos.

La nota completa se puede escuchar acá ↓

Desde el colectivo Arquelarre hicieron eje en que las organizaciones fluctùan, se renuevan los integrantes y es necesario repensar la militancia desde el ámbito laboral. Como docentes de arquitectura, indicaron que, entre otras necesidades, está la de rever la bibliografía en los ámbitos académicos, que en arquitectura está colonizada por los “maestros hombres”. También, cuestionar y revertir los abusos de poder que atraviesan las cátedras.

Romina Bernardini recordó que la red de psicólogas nació en la Ciudad de Buenos Aires ante una demanda colectiva para trabajar con subjetividades arrasadas, en particular la violencia sexual hacia niñes. Faltaban herramientas académicas para trabajar con estas problemáticas, dijo en una descripción que también alude al presente, porque la formación profesional no las da. En la UNR, por ejemplo, citó una cátedra paralela para llenar ese vacío, en la que se ponen en común los saberes construidos en la militancia.

La cineasta Maria Langhi expuso la ausencia de políticas públicas efectivas, más allá de los discursos y declamaciones. Hacer una película cuesta como mínimo 80 millones de pesos, y eso solo es posible con la ayuda de un Estado que, por el contrario, es reacio a respaldar los temas feministas. Sólo hay “reconocimientos” con los que no se pueden financiar los proyectos culturales. Mirada esquiva, agregó, y además centrada en el territorio porteño. “No llega nada al interior”, insistió, y eso produce una sensación de soledad por cómo se trabaja el feminismo desde los espacios públicos.