El ministro de Seguridad de la provincia admitió que hay que reforzar disciplina, capacitación, entrenamiento y actualización, pero aseguró que los efectivos trabajan. Argumentó que la inseguridad extrema no es de ahora, y que su abordaje excede el accionar de la fuerza policial y debe contemplar intervenciones multiagenciales
La violencia letal se llevó más de un centenar de vidas en el departamento Rosario en lo que va del año. Los reclamos por mayor seguridad no cesan y el accionar de la Policía de Santa Fe sigue en el ojo de la tormenta. Apuntes y Resumen entrevistó al ministro de Seguridad, Claudio Brilloni, jefe político directo de la fuerza, quien negó un proceso de autogobierno de la misma y, aunque admitió que los resultados de las políticas públicas en el área no lo conforman, aseguró que hay un trabajo constante de los uniformados.
“Que la policía de Santa Fe responda a sus mandos naturales significa que es una institución democrática”, aseveró el funcionario. Y recalcó que el “gobierno y administración” de la fuerza, y las políticas públicas de seguridad, las dicta el Ejecutivo provincial en cabeza del gobernador Omar Perotti.
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Brilloni ofreció algunas cifras para contrarrestar las críticas a la actuación policial, que más allá del número de efectivos en la calle remiten a una visión como parte del problema y no como parte de la solución a la inseguridad. Es lo que, entre otros, expresan vecinos de las llamadas “zonas calientes” a los medios de comunicación cada vez que cubren en territorio un crimen. Y lo hacen bajo estricto anonimato, por temor a las represalias. El ministro señaló que “independientemente de los resultados nefastos en cuanto a la cantidad de muertes violentas, de delitos altamente lesivos, y de los predatorios, hay demostración clara de que la policía trabaja”. Como prueba, eligió mencionar que “en lo que va del año hubo 1080 detenidos en flagrancia, la mayoría en ocasión de Rosario, y la mayoría a cargo de personal de la comisaría 2ª”, que es una de las del microcentro de Rosario. Agregó que “Se llevan, en el mismo lapso, incautadas 308 armas en operativos de prevención”.
Para el titular de la cartera de Seguridad, se trata de “números que indican que la Policía, pese a los bajos salarios y recursos, es una policía comprometida con su trabajo”. Además, señaló que el crecimiento de la violencia asociada al narcotráfico y el narcomenudeo “no es un problema que se inició con (el intendente Pablo) Javkin o Perotti, sino que viene de décadas”. Referenció que la ubicación de Rosario es “estratégica” para los circuitos ilegales de la droga y la operación de las organizaciones criminales, por su puerto, vía de salida hacia Europa y Asia. Esa situación, completó, favorece el crecimiento de delitos conexos.
El ministro cuestionó análisis negativos sobre el accionar policial y las políticas de seguridad por provenir de personas que no conocen el territorio, dijo, ni la historia de la fuerza de seguridad. Y expuso, de nuevo, que no hay autogobierno de los uniformados. “El mando de la tropa y la conducción de operaciones las ejerce el jefe de la fuerza. El control, monitoreo, supervisión, directivas de políticas públicas de seguridad son del Ejecutivo provincial”, sintetizó y asumió que “eso está incorporado” en los mandos uniformados. Hay, completó, “jefes con buenos antecedentes profesionales, con enfoque democrático y perspectiva de género”.
Brilloni descartó en lo inmediato un aumento significativo del número de efectivos, uno de los reclamos populares amplificado por los medios. Explicó que no se puede formar un policía profesional en tres meses. Recordó que se abrieron tres escuelas de formación, los Institutos de Seguridad Pública, en Murphy, Rafaela y Reconquista, que se agregan al de Rosario.
A la par, continuó, la línea en la urgencia es reforzar “el trabajo de inteligencia criminal, de investigación judicial, con mayor articulación con jueces y fiscales, y el trabajo preventivo con patrullajes apoyados en un mapa del delito y análisis de información sobre integración de las bandas”. Enm particular, para la tarea en las zonas “calientes” de Rosario, que identificó en los barrios Ludueña, Empalme Graneros, Industrial, Larrea, Vía Honda y Tablada. TOdo, para “trabajar en conjunto con las fuerzas federales, porque una falencia detectada es la falta de coordinación”. Alcaró, con todo, que el abordaje de la seguridad excede a la policía y requiere intervencio0nes multiagenciales por parte de todos los niveles del Estado