Por Coco López
Cuando el 24 de febrero de 2022 las fuerzas rusas entraron en territorio ucraniano la opinión pública coincidía que el enfrentamiento sería de corta duración. Hoy que han pasado 12 meses, el escenario bélico muestra claramente que es difícil hacer un vaticinio sobre el fin del conflicto.
Vastos sectores de la comunidad mundial tienen la esperanza que al cumplirse un año de la guerra ruso ucraniana, el enfrentamiento se resuelva en la mesa de negociaciones. Si bien la esperanza es lo último que se pierde, la realidad está mostrando que el camino de la paz está plagado de dificultades.
Si repasamos los acontecimientos de la última semana veremos un ejemplo de estas afirmaciones. El presidente de Ucrania realizó una gira por países de Europa, Inglaterra, Francia y Alemania, donde recibió adhesiones concretas y la promesa del envío de material bélico y municiones. Su insistencia rompió la negativa inicial de Alemania, de entregar tanques Leopard de última generación. Con el acuerdo de Alemania se sumaron al ofrecimiento otros países, entre ellos España. La gira culminó con la participación de Zelenski en una cumbre de la Unión Europea. Sin pertenecer al agrupamiento regional , el mandatario ucraniano, logro que su país fuese recibido como uno más y concitó un apoyo unánime a sus pedidos. Sólo quedó en la lista de espera, el suministro de los cazabombarderos F16.
Con estos elementos Vladimir Putin insiste que los países nucleados en la OTAN pretenden transformar un conflicto local, en uno global. En otras palabras, que la guerra ruso ucraniana, se ha transformado en una guerra de la OTAN contra Rusia.
Si la gira del mandatario ucraniano por Europa significó un cambio en la relación de fuerzas del conflicto, la visita a Kiev del Presidente Joe Biden, consolidó definitivamente la participación nuevos actores en el conflicto. El mandatario norteamericano llegó a Ucrania, dispuesto a manifestarle un apoyo sin restricciones a Zelenski. El respaldo moral llegó acompañado de un cheque de 400 millones de dólares.
Pero la gira de Joe Biden se extendió a países que integran el flanco oriental de la OTAN, una visita que Moscú la visualiza como una provocación en su frontera y una amenaza a su seguridad. Se afirma la visión de Rusia, que el conflicto es de la alianza político militar de occidente contra su país.
La respuesta de Moscú no se hizo esperar. En distintas apariciones públicas Vladimir Putin reafirmó su convicción que su país no será derrotado en el campo de batalla y enumeró, una serie de armamentos que posee Rusia y que hasta el día de hoy no fueron utilizados, pero que están listos para entrar en acción si es necesario.
Sin embargo faltaba un acto más, para agregar dramatismo a situación, Rusia anunció que suspende su participación en un acuerdo nuclear firmado con Estados Unidos durante la presidencia de Barack Obama. El anuncio subraya que Rusia suspende su participación pero que no se retira del acuerdo.
¿Qué significa esa decisión rusa? Una primera lectura expresa la intención de Moscú de mostrar firmeza en el plano político, sabiendo que significa aludir a un tratado nuclear en las actuales circunstancias. Una primera pregunta surge inmediatamente ¿puede transformarse el enfrentamiento de armas convencionales entre Kiev y Moscú en un holocausto nuclear?. Los elementos están y si existen la armas , puede aparecer la tentación de utilizarlas.
Cuando pensamos que la guerra fría era un hecho inamovible de la política mundial, hechos recientes como los que comentamos en esta nota, nos hace pensar que nubarrones peligrosos se ciernen sobre la humanidad. La lucha por la paz no es un movimiento del pasado. La guerra ruso ucraniana la vuelve de rigurosa actualidad .