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Efecto inflación: ¿quién se acuerda de lo que pagó un producto hace un par de meses?

Un año electoral, los sectores concentrados de la economía, los vencimientos de deuda y la necesidad de importar energía complican al ministro Sergio Massa en el intento de amortiguar la disparada de precios

Una de las consecuencias de la alta inflación que, al tenor del último dato del Indec, no atina a disminuir, es no poder retener, a menos que uno sea el Funes de Jorge Luis Borges, el precio que pagó por un bien o servicio hace apenas un mes. Es lo que refiere el economista rosarino Cristian Berardi, integrante del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).

El especialista analizó en Apuntes y Resumen el panorama que enfrenta el ministro de Economía, Sergio Massa, en lo que queda de su gestión con los antecedentes de escaladas de precios, en un año electoral y en un país con sectores productivos esenciales que ostentan una alta concentración.

La inflación de enero último trepó al 6 % y borró la esperanza oficial de que se mantuviera en el orden de la variación de precios medida en diciembre, del 5,1%. Con la última cifra, el aumento interanual se ubicó en el 98,8%, y hay otro dato preocupante: 5 de los 12 rubros que mide el Indec para calcular el Índice de Precios al Consumidor (IPC) registraron en enero subas superiores al 100% en los últimos 12 meses.

“Los desafíos son los estructurales: monopolios de alimentos, que tienen alta incidencia y poder para las variaciones de precios, pero que también son más fáciles de identificar porque son menos”, fue uno de los ejes, centrales para una canasta básica que atenta contra el poder adquisitivo de, en particular, los sectores de menos recursos.

Son actores económicos conocidos, son pocos pero, dijo, difíciles de controlar por el poder que tienen. En otros rubros que inciden en el índice de precios, concedió, el Gobierno nacional pudo morigerar los aumentos. “En prendas de vestir hubo un pequeño logro de disciplinamiento, bajo la advertencia de que si el sector subía demasiado los precios se le iba a retacear la compra de dólares para importar” las materias primas o los productos terminados.

Berardi explicó que lo anterior “es una herramienta cuando hay monopolio de importación de productos muy específicos”. E insistió en que “esto la gestión de Massa lo resolvió razonablemente bien”. Lo mismo, agregó, con alimentos secos.

Sin embargo, y eso se ve reflejado en el índice de precios, no se consiguió una contención similar en el rubro de alimentos frescos, en lenguaje llano, los de verdulería, que tienen la característica de una alta variación estacional. Y allí, estimó el economista, hay una cuestión estructural: “Hay un problema en los cinturones hortícolas que rodean a las grandes urbes. En Rosario, por ejemplo, empezaron a reducirse por el mismo crecimiento demográfico de la ciudad”.

Otro factor difícil de dominar es el de la carne, incluso con las recientes medidas de descuentos lanzadas por el Gobierno que no llegan a todos los sectores de la sociedad y además el poco impacto que tienen suele estar centrado geográficamente en la ciudad y la provincia de Buenos Aires.

El rubro estuvo retrasado respecto de la inflación general durante más de un trimestre, por varios factores que a comienzos de este año dejaron de tener su efecto amortiguador. Los precios de los cortes, graficó Berardi, son los únicos que, hasta hace unos días, un consumidor podía retener por una estabilidad que contrastaba con la disparada de los demás productos y servicios.

Las proyecciones de Massa de una inflación “con un tres delante” para abril ya quedaron sepultadas, y lo reconoció el propio equipo de Economía. El horizonte inmediato es complicado para el ministro, resaltó Berardi, ya con la lupa puesta en el escenario macro. “A nivel general, lo que hay que cuidar son las reservas (de dólares del Banco Central), y están los vencimientos de los pagos al FMI”, reseñó. Nada fácil acumular divisas porque, recordó, “Para julio hay que importar energía, que se paga en dólares”. En ese punto, dijo el integrante del Ceso, hay algunas argucias que ya se han transitado o se reflotaron al menos en los dichos y que pueden evitar la sangría de verdes: los swaps –permutas financieras a futuro– con China, o la moneda única para las importaciones dentro del Mercosur sobre las que volvió el presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula Da Silva. “En estos casos, no se juegan divisas sino créditos”, sintetizó Berardi.