Una vecinalista y una concejala coincidieron en cuestionar que el incremento se haya comunicado un viernes a la tarde y que continúe como potestad del Ejecutivo cuando, ya pasada la pandemia, no tiene sentido mantener el estado de “emergencia” en el servicio que le quitó al Concejo el debate sobre el tema. Insistieron en destacar la falta de unidades, las bajas frecuencias, los barrios con escasas líneas y sin colectivos durante la noche
Subirse a un colectivo en Rosario pasó a costar de 85 a 99 pesos a partir del lunes 6 de febrero, y el anuncio de ese incremento del 16,47 % fue durante la tarde del viernes previo, sin debate en el Concejo Municipal porque se mantiene el estado de “emergencia” en el sistema de transporte público pese a que la pandemia que lo motivó quedó en el pasado y todas las actividades retomaron la normalidad.
La suba fue cordinada por las administraciones municipales de Rosario, Santa Fe y Córdoba, una modalidad gestada al calor de los reclamos por una distribución más equitativa de los subsidios nacionales a los servicios de transporte público, que se concentran en los porteños y del Gran Buenos Aires en desmedro de los del resto del país.
“Aumentó el costo del boleto, pero no aumentaron las frecuencias, ni están las unidades que prometieron que iban a ingresar. Incluso las quitaron, porque la Q –del sistema de trolebuses– dejó de circular. Habían anunciado la incorporación de 60 unidades, y el número que manejamos es que en realidad fueron 15”, resumió el malestar de los barrios Melisa Herrera, integrante de Vecinales Rosarinas Unidas.
La joven, además titular de la Vecinal Maradona de barrio Agote, destacó en diálogo con Apuntes y Resumen el nuevo golpe al bolsillo para los sectores de ingresos medios y bajos. “Para quien cobra el sueldo mínimo, el traslado le representa el 10% de su salario. Y el transporte es un derecho, el de viajar dignamente a las actividades laborales y recreativas”, puso en cifras el impacto. Y contrastó el alto precio del viaje con el servicio público deficiente.
“El costo del boleto no está en relación con la calidad del servicio. Hay barrios que cuentan con una sola línea y tiempos de 45 minutos y hasta una hora entre coche y coche. Barrios en los que a partir de las 22 no hay transporte público, como es el caso, en la zona oeste, de Triángulo y Moderno, en bulevar Segui y Rouillón”, enumeró Herrera. Y agregó que la baja frecuencia, una queja de larga data de los usuarios sin acuso de recibo por parte de las autoridades, tiene daños colaterales: “Las demoras también afectan el transbordo sin costo, por el excesivo tiempo de la espera que agota el lapso de una hora establecido para esa posibilidad”. Entre los déficits, sumó la “gran cantidad de unidades que circulan sin aire acondicionado, o en mal estado”.
Los perjudicados de siempre
La referente de Vecinales Unidas admitió que hay una ecuación económica complicada con varios parámetros adversos, como la inequitativa distribución de subsidios y la alta inflación que presiona sobre los costos del servicio, pero cuestionó que no haya voluntad política para imaginar una salida que no cargue el peso sobre el actor más débil del sistema. “A esta altura, debería haber una propuesta alternativa para que no sean siempre los usuarios los perjudicados. El costo del boleto no está en relación con la calidad del servicio”, resumió.
El perjuicio económico es directo por el precio del boleto y también indirecto por la calidad del servicio, “que no está a la altura de las circunstancias y eso recae en el vecino, que pierde más de una hora esperando colectivos para ir y volver del trabajo”, continuó la vecinalista.
Herrera recordó que Vecinales Unidas elabora cada cuatro meses un informe escrito basado en los datos recopilados entre 150 usuarios del transporte público de diferentes zonas de la ciudad. El documento incluye los reclamos y el seguimiento de las mejoras, los déficits y el cumplimiento o no de las promesas oficiales. Pero, lamentó, ese esfuerzo no se traduce en escucha oficial ni presión para cambios necesarios. Por eso, reclamó que las asociaciones de usuarios participen de las comisiones de seguimiento del sistema, y que tengan más peso en el Consejo Consultivo, creado al constituirse el Ente de Movilidad Rosario.
Mayor participación antes de las decisiones
“Vamos a pedir que se respete el reglamento interno del Consejo Consultivo, porque las reuniones deberían ser mensuales, con la presencia del intendente y del secretario de Servicios Públicos”, abundó la vecinalista. “Como usuarios, debemos participar del control del servicio. Para que no sucedan medidas como este último aumento, que se anunció a las 16.30 de un viernes a través de los medios de comunicación, sin explicaciones”.
Que el debate vuelva al Palacio Vasallo
La concejala Silvana Teisa, del Frente de Todos, coincidió en buena medida con Herrera. Y adelantó que plantearán el regreso al Palacio Vasallo del debate por el precio del boleto: “La semana pasada presentamos un proyecto para que se derogue la Ordenanza 1031 (de 2019) y que vuelva la posibilidad de debatir los costos del sistema al Concejo, como lo dice la Ley Orgánica de Municipalidades”.
La concejala cuestionó el anuncio de la nueva suba, además, porque se hizo junto a la promesa “de la vuelta a sus recorridos propios de algunas líneas con trayectos fusionados para tapar (la repercusión) del aumento del boleto”.
Teisa recordó que revertir la fusión de líneas instalada en la pandemia fue una promesa del intendente Pablo Javkin a fines del año pasado. Y no se cumplió. Como tampoco, la de incorporar 57 coches al sistema para marzo de este año. Hasta el momento, sólo fueron 15, destacó, y es improbable que a un mes de la fecha límite se cumpla con ese total.
Es déficit de unidades, enfatizó, se agrava por la salida de servicio de la línea de trolebuses Q, por la falla en las baterías que le impiden cumplir con la parte autónoma de su recorrido. Las bajas frecuencias, continuó Teisa, se tornan “inadmisibles” porque están agravadas por la incerteza sobre los horarios de los servicios, a lo que se suma la escasez de bocas de recarga de las tarjetas Movi.
Respecto de la inminente implementación del sistema Sube, señaló que el mismo permitirá un monitoreo en tiempo real de los kilómetros recorridos, la cantidad de coches en circulación y los pasajeros transportados, datos que hoy son opacos. Además, dijo, ampliará significativamente el universo de usuarios con tarifa subsidiada.